Análisis de Valiant Hearts

Los períodos históricos de guerras han dado para contar muchas historias a través de libros, películas, series y videojuegos. En los tres primeros citados, se suelen narrar relatos tristes o conmovedores, pero en los videojuegos es diferente. En los videojuegos se suele tratar una guerra como telón de fondo para una acción disparatada o un multijugador frenético. Pocos son los juegos que se atrevan a hacer con la guerra algo más, como es el caso de Spec Ops: The Line, que pretendía ir más allá de ser el típico juego de shooter bélico y ahondaba más en que cada disparo significaba acabar con una vida.

La primera sorpresa sobre Valiant Hearts es que, aunque se trata de un juego bélico, la guerra es un personaje más, una protagonista, aprovechándose de una jugabilidad sencilla a través de la cual iremos descubriendo la vida del resto de personajes. Es más: consigue hacer esto sin caer en los tópicos que ya hemos visto un millón de veces en las películas sobre el tema. Lo cual es algo complicado, sobre todo si tenemos en cuenta que uno de los personajes principales es un perro. ¡Qué fácil sería lograr que todos llorásemos haciendo que el perro
muriera en un valiente acto para salvarnos! Afortunadamente Fumito Ueda no está implicado en el desarrollo de Valiant Hearts.

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La historia

Valiant Hearts comienza en tiempos de la Primera Guerra Mundial con una familia que se ve separada por su culpa. Emile, nuestro protagonista, y el personaje que más nos llegará al corazón pese a ser francés, ve como el marido de su hija, Karl, es deportado por su gobierno al ser ciudadano alemán, teniendo que dejar atrás a su mujer Marie y a su hijo. En Alemania Karl es obligado a alistarse en el ejercito, cosa que más tarde sucederá con el mismo Emile, que será requerido para luchar por el ejército francés, dejando a Marie y su bebe en una situación de
incertidumbre y desamparo.

A partir de este comienzo más o menos típico seguiremos la historia de Emile, Karl y otros tres personajes. Por un lado conoceremos a Freddie, un americano que se presentó voluntario para unirse al ejército Francés, con una historia trágica que marca su pasado. También contaremos con Anna, una estudiante que ejercerá como enfermera durante la historia y que se encuentra en busca de su padre. Y por último, tendremos la inestimable ayuda de uno de los personajes más entrañables del juego, un perro adiestrado para ayudar durante la guerra y que seguirá a Emile tras salvarlo de un bombardeo.

Estos personajes nos narran su historia de una manera muy personal: no tratan de salvar el mundo, solo quieren proteger a las personas que quieren, algo con lo que es muy fácil que nos identifiquemos. El argumento se desarrolla a través de cartas y cinemáticas, sin voz en la mayoría de los casos, pero que transmiten una fuerza desgarradora. Las misivas nos guiarán a través de un camino en el que ves que no es un conflicto en el que hay héroes o malvados y que deja patente cosas que van más allá de ello, como la muerte o la injusticia y el sinsentido de la guerra.

Puzles, puzles y más puzles

Como os he dicho, la jugabilidad es un medio para llegar a un fin, contar una historia. Pese a ello no está tan descuidada como en otros títulos que pretenden hacer lo mismo, como es el caso de To The Moon, en el que jugar se acaba convirtiendo en algo anecdótico pasada la mitad del juego y que finalmente acaba siendo más un engorro que otra cosa. No me tiréis piedras, adoro To The Moon, pero ganaría enteros como película. En el caso de Valiant Hearts se ha optado por la simplicidad de una manera más o menos efectiva.

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Tenemos un juego en dos dimensiones en el que se nos plantearán diferentes objetivos que deberemos resolver utilizando objetos o realizando diferentes acciones. No esperéis un reto mental ni mucho menos, todos los puzles son extremadamente sencillos, pero ganan diversidad gracias a elementos como el perro, al que podremos dar diferentes órdenes, o la presencia de objetos especiales que solo poseen algunos personajes. También serán diferentes las fases en las que controlamos a Anna, la enfermera, en las que curaremos a soldados pulsando una combinación de botones en un ritmo determinado o las fases en las que manejamos un coche, esquivando obstaculos a ritmo de música clásica.

A parte de esto, el único extra con el que contaremos será encontrar objetos escondidos por el escenario, cada uno de los cuales nos aportará información verídica y curiosidades sobre la Primera Guerra Mundial. No me quedaría tranquila sin deciros que toda la información que parece en el juego está introducida con muy buen gusto, son cosas interesantes y que sientes que merece la pena leer, sin que te veas abrumado por una cantidad excesiva de datos como sucede en los juegos de Bioware o en la saga Assassin´s Creed. Querida Bioware, tu intención es buena pero ni dios se ha leído el maldito códice de Mass Effect entero, eso debe tener el tamaño de un diccionario enciclopédico.


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